"Duke en tu coño, yo en tu culito apretado." Pero no habían terminado. "Eres nuestra, Ma, siempre lo has sido, siempre lo serás." Se sentía vulnerable, expuesta y, sin embargo... libre. "Te necesito, Duke." La mano de Duke ahuecó su rostro, sus dedos ásperos y tiernos contra su piel. "Fuerte, hermosa... nuestra como siempre la hemos deseado."
Su corazón se aceleró ante la posesividad de su tono, la forma en que envió una nueva ola de calor a través de su vientre. "Dios, Duke", susurró, clavándose las uñas en sus hombros mientras su polla la llenaba por completo. "¿Al mismo tiempo?"
Su respiración se entrecortó, su cuerpo temblaba de anticipación. "¿Crees que podrás con ello?"
Su coño se tensó al pensarlo, su cuerpo inundándose de humedad a pesar de la plenitud que ya sentía dentro. Josie se dejó caer en él, reclamada por los hombres que había criado, los hombres que ahora poseían su corazón y su cuerpo de una forma que jamás imaginó. La determinación de Josie se desmoronó, su cuerpo la traicionó al inclinarse hacia ellos, su coño palpitando de necesidad. "Nuestros para siempre ahora".
Las palabras enviaron un rayo de calor a través de ella, su cuerpo tembló mientras su clímax se estrellaba sobre ella como un maremoto.